Tenia quince años cuando llego a mis manos un cuadro con un paisaje de la place du Tertre en el corazón de Montmartre, Paris. Esta se encuentra en la colina de Montmartre al norte, en el distrito 18. En el fondo del mismo podian verse los domos blancos de la basilica de Sacre Coeur, el Sagrado Corazon.
La imagen se grabo en mi y me inspiro un sueño que a lo largo de los años buscaria convertir en realidad. Me repeti: «Yo estare algún día en Montmartre, en esta plaza, rodeada de pintores y de mimos mientras tomo un cafe y veo la gente pasar.»
A lo largo de los años, he vuelto una y otra vez a Montmartre. Los eternos personajes del lugar daban testimonio con su presencia, de que el tiempo permanecia allí detenido.
Pero el mundo esta cambiando y por primera vez, en este último viaje el paisaje querido también cambio. La place du Tertre era casi irreconocible. Insolitamente, el municipio intento retirar del lugar aquello que siempre le dio ese sello parisino especial: sus artistas callejeros. En su lugar, el espacio fue cedido a los bares y restaurantes circundantes, permitiendoles extender sus mesas al lugar que antes solo ocupaba el arte.
¿Bueno? ¿Malo? Quien puede decirlo! Sin duda si, es distinto.
Halle un Paris con menos turistas y muchos inmigrantes de diversas etnias, sobretodo oriundos de India y Bangladesh.
Los comercios pertenecen a franceses y en ellos atienden al publico inmigrantes que casi no hablan frances ni ingles. Algo inusual en Paris.
Sin embargo, pese a los cambios, Paris siempre será Paris con sus bellas catedrales, sus paseos, sus calles, el serpenteante Sena con sus puentes, los campos eliseos y los arcos del triunfo, el Louvre, la torre Eifel y la colina mas alta, la de Montmartre, con su magnifica basilica de Sacre Coeur.
Brinda Mair
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