La búsqueda del éxito visto como plenitud en una conquista personal debería ser una aspiración de todos los humanos. ¿Qué te impide lograrlo? ¿Qué hacer? Cierto es que si uno pregunta a un público “¿Quién no desea tener éxito en algún aspecto de su vida, al menos?” Muchos levantarán la mano porque entienden por éxito las luminarias del espectáculo o de la bolsa de valores o una profesión exitosa. Primero debes definir que consideras “ser exitoso”. Luego busca la causa que crees que te impide alcanzar el éxito. ¿Cuál es el camino espiritual hacia el éxito o estado de plenitud?
Definamos qué es ser exitoso
En este caso, consideraré que ser exitoso es sentirse pleno, satisfecho, por los logros personales de cualquier orden que se hayan propuesto como meta personal. Si tú tienes otra definición, escríbela para que puedas discernir luego sobre ella.
Qué puede estar impidiendo lograr el éxito
El camino para hallar respuestas está en el sendero del autoconocimiento. La primera causal para no alcanzar esa plenitud, suele buscarse en el no merecimiento y los mecanismos de autoboicot creados por el Ego. Al descubrirlos comprobarás que tu peor enemigo no está en tu entorno sino dentro de ti. Si eres consciente, seguramente tomarás cartas en el asunto.
Desde lo terrenal, buscarás según tu afinidad, ayuda en el análisis psicológico o transpersonal o en la sanación energética. Sin embargo, superado el autoboicot del Ego, integrado sanamente (que lleva su buen tiempo de trabajo), quizás te embarques de acuerdo a tu personalidad, en busca de una meta cada vez más ambiciosa.
Si te detienes allí unos minutos y te planteas por qué lo haces, tal vez descubras que te complace más la búsqueda que el llegar a la meta. Pero… ¿Por qué? Pues porque aun logrando la meta no alcanzaste ese “algo” al que aún no le puedes dar nombre, aunque crees que sabrás reconocerlo cuando lo tengas a mano.
Buscas plenitud, esa completitud que la meta anterior no logró darte. Si tienes dinero, quieres más. Si buscas tener bienes materiales, siempre habrá algo que no tienes y que crees que descansarás y lo disfrutarás cuando hayas reunido todo a tu alrededor.
Pues yo te digo que lo que buscas sin poder reconocerlo aún, es a Dios, porque solo Él puede darte esa plenitud que hasta el momento has representado en éxitos o conquistas personales o materiales. Sin embargo, poco o nada has logrado disfrutar, porque te lleva mucho tiempo consolidar tu status y cuidarte de los enemigos que tu posición ha activado por envidia, celos, ambición, fuertes pasiones, odio, prejuicios.
La verdadera búsqueda
La búsqueda espiritual puede ser movilizada por un deseo concreto de superar una crisis o por una búsqueda genuina movilizada desde el ser superior.
Muchas personas se acercan a lo espiritual en momentos de crisis, buscando una solución milagrosa para sus problemas. Esto no está mal porque al menos en su horizonte les surgió la idea de Dios como alternativa. El único inconveniente es que esperan una solución inmediata, concediéndole a Dios menos tiempo para resolver sus cuitas que aquel que le darían a un abogado para que mediara en sus asuntos. Lo que puedes tener certeza es que Dios te ha escuchado, pero la forma Es mucho más seguro de que Dios.
Si Dios te diera lo que le has pedido, seguramente te sentirás complacido. El que así fuera dependerá de tu karma. Solo el tiempo te dirá si lo que te fue dado fue para tu beneplácito o para tu aprendizaje.
Todo requiere su tiempo… Recuerda la cita bíblica del profeta Isaías donde Dios le habla diciéndole (Cap. 55 vs.8): “Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos, mis caminos.” Esto significa que el camino elegido por Dios puede diferir de aquel por el cual tú has pedido. ¿Por qué? Porque nuestra visión es limitada y lo que creemos conveniente puede no serlo en verdad.
El éxito mayor que puede lograr un ser humano es la conquista de sí mismo para facilitar el descenso del Ser Superior al ser inferior (o Matrimonio místico). Aunque te cueste creerlo, cuando se alcanza esa plenitud, todo lo que has deseado antes y aun lo que jamás pensaste pedir, te llega por añadidura.
El proceso: pasos a seguir
Antes que nada, una vez superados los mecanismos de autoboicot del Ego, necesitas adquirir virtudes. Sin ellas, construir la realidad se hace bien dificil. Deberías comenzar por adquirir la virtud teologal de la fe y la virtud moral de la perseverancia.
Para que los pasos previos se afiancen se requiere humildad para que la Divina Misericordia acuda en nuestro auxilio. La Clemencia y la Misericordia Divinas perdonan nuestras faltas y acercan a nosotros la posibilidad de manifestar nuestros pedidos.
¿Cómo puedes movilizar a la Misericordia Divina? Pues brindando un servicio incondicional, tal como ayudar en un comedor comunitario o en una iglesia durante un servicio, etc.
Otra capacidad que debemos incorporar a nuestra energía es trascender el deseo de nuestro Ego que tiñe con su interés la visión de lo que nos conviene hacer o no. Tal vez con el tiempo logremos acuñar una cuota de sabiduría y la visión amplia que nos permitirá ver más allá de la visión comprometida del Ego afectado por su interés. Por este camino tendrás acceso en forma gradual y cada vez más permanente a la Divina Providencia.
En el plano material, debes saber que para lograr lo que deseas manifestar no solo debes pedir, sino que debes crecer y evolucionar espiritualmente. Antes que nada, necesitas adquirir virtudes. Sin ellas, construir la realidad se hace bien difícil.
Deberías comenzar por adquirir la virtud teologal de la fe y la virtud cardinal de la perseverancia, para adquirir la certeza de que ¡Dios proveerá!
Que la Gracia Divina te acompañe siempre
Un abrazo de luz
Brinda Mair
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