El vivir en modo automático genera vacío existencial. Las personas que no se dan cuenta de ello es porque no detienen su marcha hasta que la entropía los alcanza. Siguen patrones impuestos por otros o por sí mismos y no saben o no se atreven a escapar rompiendo el molde. ¿Cómo llenas tu vacío existencial? ¿El vivir en modo automático te alcanza?
La mayoría de las personas tienen responsabilidades y no pueden apartarse de ellas por convenciones sociales. Así lo creen y viven, y se sacrifican, atados a sus creencias. No se atreven a romper el molde que las ha atrapado o no las quieren dejar atrás. Para seguir viviendo, se ponen en “modo automático”, sin detenerse a pensar que los días corren, ¿pero hacia dónde? ¿Cómo seguir existiendo sin sentirse un autómata? ¿De dónde extraer la sal de la vida que da sentido a la existencia? ¿De qué forma llenar el vacío existencial?
Para sobrellevar el asunto, la gente pone “etiquetas” para no olvidar —como si de enfermos de Alzheimer se tratase— sus metas planeadas en un delirio existencial: “Todo por mis hijos”, “Salvar mi matrimonio”, “Qué va a decir la gente”, “Me voy a ir a vivir a xxx lugar”, “Cuando me jubile…”, “Cuando los chicos sean grandes…”, “Cuando me saque la lotería voy a comprar…”, “”Cuando “fulano” deje a su mujer y nos casemos…», etc., etc. Todas son aplazamientos o paraísos artificiales que ocultan el presente no deseado, haciéndolo, para algunos, más tolerable.
El siglo XXI no es tiempo de Máscaras porque las destruye a todas. Superamos a Discépolo con su Cambalache del siglo XX y hasta nos quedamos sin Biblia ni calefón. El esperado e imaginado a futuro, siglo XXI, no es más que un montón de descubrimientos maravillosos a los que solo minorías pueden acceder, mientras que la mayor parte de la humanidad, sufre miserias como creo que solo existieron en la Edad Medía Pero ¡vamos! ¡A callar! ¡Hablamos de puro gusto! Ahora somos más evolucionados. Ya no nos matan los señores feudales… Ahora lo puede hacer cualquiera que se haya levantado medio torcido o se haya enojado con el mundo y se desquita a balazos con quien encuentre a su paso. Esto ocurre con frecuencia en todo el mundo. Mantener la fe en estos tiempos es un gran desafío. Para tolerar su embate, se debió haber probado de su plato en los momentos en que el planeta marchaba energéticamente más lento. Subirse ahora al barco una vez iniciado este viaje, sin duda, será una proeza. No será imposible, pero sí dificultoso, porque la persona querrá todo rápido y el plato de la fe debe saborearse despacio. Si así no se lo hiciera, el condimento de la desesperación requerirá que la fe se manifieste en forma súbita. No es una situación deseable. Si se puede evitar, se evita. Además, en este último caso, la fe será probada para ver si uno es merecedor de ella. Esa fe “gratis” o lo que se llama “una gracia gratis dada”, se llama así porque simplemente no se la cultivó. Es de esperar que, como Job, bendiga a Dios aún en la pérdida de lo que quiso pedirle y no le fue concedido, ¿mantendrá el nuevo creyente la fe o la abandonará casi tan rápido como llego la respuesta? ¿O prevalecerá el despecho y el elegir creer que no fue atendido su pedido?
Cuando uno tiene fe en que Dios proveerá y ha probado del plato del trabajo espiritual de las Ciencias Sagradas, contará con un recurso inestimable en este momento de crisis de valores en la sociedad.
No importará lo que hagan los curas porque son solo hombres y no Dios, ni tampoco que las iglesias se vuelvan pubs, porque uno es el Templo Vivo, pues Cristo está en uno. Tampoco importará saber con claridad que la gran mayoría de los santos fueron inventados o sus vidas ajustadas al modelo publicado en la llamada “La Leyenda áurea” (latín) o “Leyenda dorada” escrita por Santiago de la Vorágine, dominico genovés. Su propósito fue educar y evangelizar al pueblo inculto durante la Edad Medía, motivándolo a imitar historias de vidas ejemplares.
“No importa —nos decimos a nosotros mismos— porque uno no tiene la fe sencilla hacia el santo”. Sabemos que cuando lo nombramos, no estamos llamando a un muerto o al ser ficticio de un cuento, sino a una energía universal a la que la Máscara de la Tierra le puso cara y nombre —cuasi un semidiós— porque así se nos facilita el evocar la energía tal como en la Antigua Roma a sus dioses. Nada más que eso.
“La religión es el opio del pueblo” – dijo Karl Marx en 1844 y sí… la Iglesia se encargó de eso. Tal vez el hilo sujeto al dedo para recordar una energía en la imagen del santo, nos está deteniendo sin evolucionar tanto como debiéramos, atados a la materia de la imagen, tanto como Dumbo (Walt Disney) sujetando una pluma en su trompa para poder volar. Tanto la pluma como el hilo al dedo son capaces de atraer la energía porque generan fe.
Para mí, el religare se fortalece contrastándolo con otras religiones: Todas suman.
Recuerdo que cuando me “excedía preguntando” a un sacerdote o a una catequista en la escuela católica, algo que no encajaba en su discurso, me tapaban la boca diciendo es “dogma de fe”. Esto significa que si estás “dentro” tienes obligación de creer porque la fe no se explica…(ummmmm). Poco a poco los pueblos se fueron sometiendo a la fe impuesta hasta que quedaron adormecidos como si hubieran fumado opio (de allí la expresión de Karl Marx). La fe no creció, se quedó pequeñita y por no fortalecerse puede llegar a desaparecer en muchos junto con la Máscara de la Iglesia, porque este momento planetario requiere una fe fuerte de la cual el mundo adolece. Ocurre así porque aquellos que fueron sometidos y aceptaron la fe sin cuestionar, están saliendo de su infancia espiritual Hoy, movidos por el clima planetario, han empezado a cuestionar todo. Han dejado de guardar “el respetuoso y obligado silencio” que imponía la sotana y han sacado los trapos al sol. Como adolescentes, ven y comprenden lo que sus ojos infantiles no les permitían entender, se escandalizan y se sienten traicionados.
Es por eso que tampoco hay que ser ciego con respecto a las creencias de la Nueva Era. El discernimiento es lo que nos acerca a Dios.
Debemos discernir, tamizar y decidir con que se queda uno. Yo hace tiempo que elegí. Ahora comparto con Uds. un tema por el que fui consultada esta semana.
Que el Espíritu nos guíe Siempre
Un abrazo de luz
Brinda Mair
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