Si en tu vida una energía con la cual siempre tropiezas sin importar las vueltas que des, estás ligado a ella por la Estrategia El perro de Pavlov.
¿Puedes reconocerte a ti mismo encontrando siempre las mismas energías en el Laberinto? ¿Cuál es la energía con la cual siempre tropiezas sin importar las vueltas que des? Tal vez se trate de una persona, o de un nombre, o de un número al que como perro de Pavlov detectas, tal como un sabroso hueso o atraes como pulgas…
El conductismo, escuela psicológica que intentó explicar y predecir la conducta humana observable como respuesta ante un determinado estímulo, tomó para fundamentar teóricamente su postulado, una experiencia.
La misma fue llevada a cabo por el médico ruso Pavlov.
¿En qué consistió la experiencia de Pavlov?
Este observó que a los perros que tenía en su laboratorio, les bastaba oír los pasos de la persona que les traía la comida para comenzar a salivar y a segregar jugos gástricos, lo cual hacía suponer que los perros habían aprendido a anticipar la comida. Agregó en su experiencia una campana y cuando los perros la escuchaban sin ver comida, comenzaban a salivar, con lo cual concluyo que los perros habían incorporado un conocimiento. A esto lo llamó reflejo condicionado.
Los humanos muchas veces incorporamos un aprendizaje por reflejo condicionado.
Al igual que el perro de Pavlov, las acciones que realizamos en nuestra vida, nos conducen a consecuencias positivas o negativas que nos permiten inferir resultados y elaborar una creencia sobre nosotros, sobre los otros, sobre nuestra realidad 3D. En respuesta a esa creencia elaboramos una línea de conducta o mecanismo para actuar en situaciones similares. Estos mecanismos son adquiridos por nuestro Ego/Niño Interior en la primera infancia en respuesta al éxito que tuvo al emplearla, lo cual afianzó la conducta clasificándola de exitosa o positiva.
Nosotros sabemos que lo que se manifiesta en el mundo físico es el reflejo de una dinámica interna. “Como es arriba, es abajo y como es abajo, es arriba” – Ley de Correspondencia.
¿A qué estaremos reaccionando como el Perro de Pavlov? Pues a la energía.
Siempre el ser humano se movió en el mundo en 3D por vibración en respuesta a la energía que se manifiesta en conductas observables, pero estando en 3D, al efecto lo llamo causa. Sin embargo, al ser aún lenta la energía 4D, la reacomodación energética podía tardar años. Actualmente, esto ha cambiado considerablemente y las personas “comunes” comienzan a abrir frecuencias que desconocen y las confunden porque no responden al hemisferio izquierdo de nuestro cerebro, a lo lógico, a lo observable de la 3D, sino que responden al hemisferio derecho, a lo ilógico, a lo no observable a simple vista, a la 4D.
La persona en 3D no tiene AÚN contexto para manejar esto. Su situación actual es como cuando al Perro de Pavlov, le cambiaron los pasos por la campana para anunciarle su comida.
La persona en 3D trata hoy de encontrar contexto para saber que significa la energía en forma de sensaciones inexplicables que percibe y que la confunden. Tal como el perro que no sabía si habría comida o no después de la campana. Debe incorporar el aprendizaje de la 4D.
En cambio, los sensitivos que siempre sintieron la 4D, en un primer momento estaban en terreno conocido como peces en el agua. Pero a medida que la vibración planetaria se incrementa, comienzan a verse cada vez más expuestos a una serie de estímulos diversos, variados y muy próximos, provenientes de las polaridades de la 4D que están percibiendo. Esto sería como si al Perro de Pavlov le tocaran campanas cada dos minutos hacia distintos lados. Esto confunde a cualquiera hasta paralizarlo.
Si el sensitivo antes escuchaba una campana que le decía sí o no, ahora escucha sí, no, tal vez, seguro, mañana. Tiene más percepciones e intensificación de las mismas a punto tal de afectarle física y emocionalmente por el cúmulo de energías 4D que percibe kármicamente en su cuerpo etérico.
Demos un ejemplo de por qué ocurre
La Era de Acuario abre los corazones al Amor Incondicional y hace que muchos confundan el Amor 5D con amor 4D que se materializa en el físico. El ser 3D está aún descolocado, el pobre entre tantas sensaciones nuevas.
Lo que ocurre, es que las emociones (4D) se confunden porque ese ser que tengo adelante y que me moviliza tantas sensaciones “ilógicas” fue mi padre, mi amante, mi hija. Mis Yo-multidimensionales que tengo “calzados sobre mí como si fueran trajes” lo reconocen y lo aman inmediatamente. Y mi Yo-Personalidad se encuentra en mi célula de tiempo, sintiendo amor por un desconocido como si lo conociera desde siempre. Mientras que la pentadimensionalidad se abre para darme la oportunidad de recobrar mi maestría despertando de la ilusión y centrándome en mi hoy: VIENDO y siendo consciente de mi multidimensionalidad y NO DE LO QUE LA ILUSIÓN ME MUESTRA (tanto en 3D como en 4D).
Debemos aprender que estamos reaccionando ante el estímulo de energía proveniente de otros espacios-tiempo, por más que la ilusión nos muestre seres físicos y creamos que son ellos los que nos movilizan en nuestro Ahora.
Tenemos que elevar nuestra frecuencia para “ver el juego desde arriba” y despertar rápido del sopor que me induce el contacto con esa energía. Si no lo hiciera, ingresaré en otro sendero del karma pensando que encontré el amor de mi vida, cuando, en realidad, fui atrapado en un encantamiento de la energía kármica.
Para ello se hace necesario que aprenda a diferenciar estímulos pese a la diversidad y proximidad de los mismos. El no aprender a hacerlo, puede afectar el psiquismo de quien tiene los canales abiertos.
El Sadismo de Pavlov
Aunque les parezca mentira, el sádico de Pavlov lo comprobó en 3D con su pobre perro (y sabemos que la dinámica externa es el espejo de una dinámica interna). Él puso en práctica el siguiente experimento. Enseñó al perro una mancha circular de luz brillante que precedía el darle alimento y una mancha elíptica antes de aplicarle una corriente eléctrica. El perro aprendió a distinguir claramente los círculos de las elipses, gozando con los primeros y evitando las últimas con espanto. Pavlov disminuyó entonces gradualmente la excentricidad de la elipse, haciéndola cada vez más parecida a un círculo. Durante largo tiempo, el perro continuó distinguiendo claramente ambas figuras. Finalmente, llegó el día en que no pudo reconocerlas y se dedicó a aullar y a forcejear hasta casi enloquecer, porque su miedo bloqueó el percibir la diferencia. La proximidad y semejanza de estímulos no reconocidos por el hemisferio izquierdo que podían dar lugar a una experiencia dolorosa, hizo que el perro cayera en un estado de excitación que no podía controlar.
(1)
Gracias a Dios, los humanos tenemos una ventaja sobre este pobre animal: podemos iluminarnos y elevar nuestra frecuencia vibracional para que la cantidad, diversidad y semejanza de estímulos que estamos recibiendo no nos afecte física, emocional ni psíquicamente por la hiperestimulación cuartodimensional. Pidan Iluminación Cerebral (2)
(1) Bertrand Russell: “La Perspectiva Científica”.
(2) Ver “Técnica para pedir Iluminación Cerebral”
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